VIAJE AL NORTE DE MARRUECOS EN FAMILIA

Estas pasadas navidades viajamos con el niño a Marruecos, una opción muy acertada para viajar en familia. Marruecos es un buen destino para viajar con niños pequeños, ya que el país cuenta con un nivel de desarrollo aceptable permitiendo que el viaje se desarrolle con una cierta comodidad básica para los menores. Lo me encanta de viajar a Marruecos es la experiencia tan exótica que nos podemos encontrar a tan sólo una hora de avión desde casa.

Vista de Tanger

Volamos en avión hasta Tánger, como íbamos a estar cinco días, elegimos Tánger como ciudad base para movernos por la zona. En Tánger nos alojamos en el Hotel Ibis city center, un poco alejado de la medina, pero muy cerca de las estaciones de trenes y de autobuses, y por supuesto también muy cerca de la playa.

En la playa de Tanger

Enseguida salimos a pasear por el paseo marítimo, donde reinaba un ambiente tranquilo, típico de una zona de veraneo fuera de temporada, (estábamos en diciembre). El paseo marítimo y la playa de Tánger son ideales para pasear con niños, la zona está muy limpia y la playa es amplísima. También hay zona de columpios y si se desea también se pueden dar paseos a caballo o en camello que ofrecen los locales a lo largo de toda la costanera.

Puesta de sol en la playa de Tanger

El día siguiente lo dedicaríamos a visitar la medina de Tánger. Fuimos caminando desde el hotel a lo largo de todo el paseo marítimo, hasta que llegamos al puerto, donde a sus pies comienzan las calles empinadas que nos trasladan hasta la medina o ciudad vieja de Tánger.

Gran mezquita de Tanger

Orientarse en la ciudad vieja es algo complicado, por lo que lo mejor es perderse en ella y dejarse llevar, ya que lo principal siempre aparece por un lado u otro: la gran mezquita, el Kasba, las murallas y puertas abiertas al mar con los diferentes miradores, los zocos, el teatro Cervantes, la plaza 9 de abril, la mezquita Sidi Bou Abid….

Murallas de la ciudad de Tanger

Nosotros llevábamos el cochecito del niño y fuera de la medina no tuvimos problema para rodarlo, en la medina se rueda bien por las calles principales, pero si nos salíamos de ellas, había callejas donde teníamos que plegarla. Por todos los rincones de la medina nos encontrábamos con gatitos y a mi niño le encantaba perseguirles.

Medina de Tanger

Al día siguiente cogimos un tren que nos llevaría de excursión de un día a la ciudad de Asilah. En unos 40 min estábamos allí: en la pequeña y bohemia ciudad, muy preparada para el turismo. La visita a Asilah con un cochecito de bebe se hace muy cómodamente, ya que todas las calles de la medina son planas y están bien asfaltadas.

Calle de Asilah

Plaza en Asilah

La medina al estar completamente cerrada a todo tipo de tráfico, se hace muy cómoda para pasear con un niño pequeño sin peligro de vehículos. La medina de Asilah se recorre muy fácilmente sin pérdida, es una delicia pasear por su casco antiguo todo restaurado y con las fachadas decoradas con pinturas de artistas.

Pintura en medina de Asilah

Medina de Asilah

La pintoresca medina rodeada por unas gruesas murallas portuguesas, también tiene una playa amplia. Aparte del agradable paseo en familia por su medina, también se puede pasear por los espigones de su pequeño puerto de pescadores y por su corniche (paseo marítimo).

Bastión de las murallas portuguesas de Asilah

Otra de las excursiones que hicimos desde Tánger fue a la ciudad de Tetuán. Para llegar a Tetuán fuimos a la estación de autobuses y cogimos un taxi compartido, el cual en aproximadamente una hora, nos dejó allí.

Palacio Real en Tetuan

Tetuán es una ciudad alejada de las masas de turistas que suelen recorrer Marruecos. La plaza más importante es la plaza Hassan II, donde se encuentra el Palacio Real y la Gran Mezquita. A partir de esta zona, las callejas nos indican que hemos topado con la ciudad vieja de Tetuán, una medina muy autentica y en la que es muy difícil orientarse.

Medina de Tetuan

Como de costumbre, nos perdimos en ella y nos dejamos llevar. Con un zoco muy extenso y de lo más variopinto, mi niño no perdía detalle a todo lo que nos íbamos encontrando por el camino: vendedores de todo tipo de objetos, animales varios: gallinas, gatos, pavos, conejos, cerdos… en esta medina sí que es complicado rodar el cochecito del niño.

Me gustaron mucho las pequeñas mezquitas y las fuentecillas que datan hasta del s XVIII extendidas a lo largo de su medina. Desde aquí volveríamos a Tánger donde dispondríamos de otro día más para disfrutar de esta ciudad antes de regresar a casa.

Si quieres saber más de este viaje te invito a que entres en mi blog:

Overseas (Fuera de tus fronteras)

Links de interés sobre Marruecos:
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