Recuerdo que cuando era un niño casi cada fin de semana daban en la tele películas de indios y vaqueros, los westerns. Ya por entonces me resistía a creer que los indios fueran siempre tan rematadamente malos. Con el tiempo supe que aquellos terribles gritones que tanta afición tenían de atacar a los pacíficos colonos eran los pueblos originarios de las inmensas extensiones de tierra sobre las que luego serían fundados los Estados Unidos y Canadá y que en realidad habían sido ellos el pueblo atacado primero y traicionado después por el hombre blanco.
Hoy Gerónimo o Toro Sentado y las tribus de sioux, cheyenes o apaches - cuyos descendientes viven hoy en reservas- son para muchos símbolo de sabiduría y portadores de un mensaje de libertad y unión sagrada con las fuerzas de la naturaleza. ¿Cómo vivían y se criaba al niño piel roja? ¿ cuales eran sus juegos? ¿Podemos aprender algo de ellos para la crianza de los nuestros propios hijos en un tiempo histórico tan diferente?
Cuando la Hierba es verde, es un libro editado por José Olañetaorma con prólogo de Esteve Serra, que ayuda a arrojar de luz sobre estas cuestiones. Esta pequeña joya de 69 páginas forma parte de una completa colección de la misma editorial dedicada a los más diversos aspectos de la vida del indio norteamericano. Más que de un estudio antropológico Cuando la hierba es verde es una recopilación traducida de textos fuente escritos por jefes indios acompañados de foto-retratos de niños de la época. Estos son algunos fragmentos:
Cuando los niños lakotas jugaban solos o en grupo, podían vagar por el campo sin temer a las distancias puesto que crecían sin restricciones de espacio. Estaban acostumbrados a las grandes distancias, sabían ver si el cielo anunciaba tormenta, y conocían el significado profundo de la palabra libertad
Luther Standing Bear. (Jefe Oso Erguido. SIOUX OGLALA)
En aquella tranquila seguridad, jugaban juntos niños y niñas, imitando los quehaceres de los adultos, dedicándose a jugar a guerras, ocultándose entre rocas y pinos, haciéndose juguetes con gran ingenio o jugando con los que les habían hecho sus padres, y yendo a buscar bayas y frutos silvestres. Luego a la edad de cinco o seis años, conforme al pudor apache, los sexos empezaban a separarse y empezaban a aprender sus ocupaciones específicas: a los varones les enseñaban los padres, mientras que las madres enseñaban a sus hijas”.
Angie Debo
Los juguetes tradicionales de los pies negros eran principalmente muñecas o reproducciones en miniatura de todas las cosas utilizadas por los adultos. Las muñecas las hacían sobre todo las mujeres, aunque tanto los niños como las niñas jugaban con ellas. Por otra parte los juguetes para los niños los hacían normalmente lo padres, mientras que los de las niñas los hacían las madres. Estos juguetes por lo general se guardaban como un tesoro, y los más pequeños se guardaban en bolsa de cuero especiales
Beverly Hungry Wolf. PIES NEGROS
Se cree comunmente que los aborígenes de este país no dan una educación sistemática a sus hijos. Nada podría estar más lejos de la verdad. Todas las costumbres de este pueblo primitivo de consideraban de institución divina y las que estaban relacionadas con la educación de los hijos eran escrupulosamente observadas y transmitidas de una generación a otra.
Charles A. Eastman (Ohiyesa). SIOUX SANTI
A los Hijos del Sol les encantaba escuchar historias junto al fuego. En su vida simple y natural, la narración de cuentos era una de las principales formas de entretenimiento, sin hablar de que era también el medio de transmitir la historia, la cultura y las creencias de la tribu. Las veladas en que se narraban cuentos eran tan importantes para la vida tradicional al aire libre como las lecciones impartidas en el aula para las escuelas modernas
Adolf Beverly Wolf. PIES NEGROS
La realidad de la vida cotidiana de la vida salvaje exigía que todo el mundo de la tribu hiciera todo el trabajo del que era capaz. El alimento era la preocupación principal, por lo que que en las familias grandes se instaba a los hijos a casarse pronto para que pudieran conseguir el suyo
Adolf Beverly Wolf. PIES NEGROS
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