Tras un viaje en un cómodo tren desde Marrackech llegamos a la ciudad imperial de Fes.
FEZ
Llegamos por la noche y nos alojamos en riad dentro de la Medina. Por la mañana las silenciosas y desnudas calles se llenaron de paradas, gente, comida y visitantes, volvimos a reencontrarnos con el bullicioso sonido de la gente , sus colores y sus artesanias. Esta vez agradecimos no encontrar las motos dentro de la medina. El primer dia nos esperaba un guia que nos mostraria y explicaria los lugares e historias más singulares de la ciudad.
Nos adentramos en la ciudad imperial de Fez, la capital de la cultura tradicional y espiritual de Marruecos . Nos explican los habitantes que la ciudad se llena durante verano en El festival de las músicas sagradas del mundo.
Lugares imprescindibles:
Calles para descubrir, para dejarse llevar, para perderse por ellas y desorientarse en el laberíntico cruzado y llegar al mismo punto desde donde saliste sin saber como lo hicimos. Asi fué una de nuestras visitas. Y es que la medina cuenta con 300 barrios y 9000 callejuelas, ningún mapa encontraremos que nos muestre tal y como es. Pero para aquellos que lo deseen pueden intentar seguir alguno de los itinerarios buscando las indicaciones de colores (verde, rojo y azul ??) Por si la aventura fuera poca además con solo un poco de suerte os cruzareis con algún burro o mula que carga con productos para llevarlos a la venta en la medina. ¡¡Relájate y disfruta!! lo mejor es no tener destino dejarse llevar.
Llegar hasta la curtiduría Chouwara, una de las más extensas ubicada en el centro de la medina, ya es aventurarse para ir descubriendo los distintos zocos. Nuestros hijos y nosotros disfrutamos paseando y admirando los artesanos. Casi sentíamos como si nos hubíeramos trasladado en el tiempo a la época medieval. Pasamos por la Plaza Seffarine donde se conserva uno de los oficios más antiguos de Fez, el de los caldereros artesanos. Y fuímos despertando al acercarnos uns hojas frescas de menta, el olor fresco que nos permitía seguir el camino y llegar hasta los curtidores y así evitar el mal olor que desprendía. Pudimos contemplar el tan emblemático zoco de curtidores desde la terraza de una de las tiendas llenas de magníficos productos de pieles. Un paso casi obligatorio si quieres ver algo.
Aqui pudimos entrar en una madraza, una antigua escuela donde enseñaban Coran y todas las asignaturas clasicas ,que está abierta a los no musulmanes. Preciosa , recordándonos como si estuvíeramos en Granada. Aunque tan solo pudimos pasear por el patio central y admirar la arquitectura que tan cercana nos parece.
Enorme , el más grande de Marruecos, y suponemos que magestuoso ya que no es posible visitarlo. Nos contentamos, que remedio, con admirar el brillo de las siete puertas de bronce de entrada. Siete puertas de diferentes tamaños que representan los siete días de la semana y los siete niveles de la monarquía.
La puerta azul haciendo homenaje a la ciudad ya que el azul es el color de Fez y el verde el del Islam. Es la puerta principal de entrada a la medina y nada más entrar ya se advierte que es la zona más animada, la más concurrida donde nosotros disfrutamos de una cena viendo pasar la gente.
La ciudad de Fez está rodeada de una gran muralla que protege la caótica y laberíntica medina y nosotros quisimos acercárnos. . Los taxistas nos dijeron que estaba lejos pero nosotros nos acercamos andando para contemplar la ciudad. Y si 15-20 minutos desde la puerta Bab Bou Jeloud está lejos pues que os lleve un taxi aunque recomendamos el paseo para mezclarse con los caminates que bajan y suben de otros barrios.
MEKNES
Llegamos el viernes, el dia de descanso para musulmanes, asi que visitamos una ciudad tranquila y sorprendentemente casi vacia. Aprovechamos para disfrutar de los lugares sin los, a veces momentos de, agobios de las tan concurridas medinas.
Y es que Meknes es una ciudad imperial si, pero más pequeña, sencilla y apacible que las visitadas hasta el momento. Es la ciudad con 100 minaretes. Es patrimonio mundial de la Unesco por su riqueza histórica y cultural y quizás el lugar donde escogeríamos para alojarnos como campamento base ahora que lo conocemos.
Propuestas para no perderse:
Se lo devíamos a nuestros hijos. Y esta vez no lo pidieron pero como una sorpresa extra nos acercamos a un carro tirado por un caballo para poder visitar parte de la ciudad imperial cómodamente subidos en el carruaje como si principes y princesas fuéramos. Los encontramos en la entrada de la ciudad imperial, allí esperando.
Tras llevar varios dias de visita por callejuelas y llevando las pupilas llenas de colores necesitábamos espandir la mirada y que el azul cielo nos calmara tanta intensidad. Fuímos buscando un lugar donde comer, donde tener horizonte y así preguntamos dejando otros lugares que con seguridad ofrecian una riquísima comida y hospitalidad. Finalmente nos acompañaron a un riad donde disfrutamos de la brisa y vistas comiendo solos en la terraza. Agradecimos el momento y respiramos aire mientras miramos la amplitud de la ciudad.
Justo entre la ciudad vieja y la imperial encontramos la plaza, muy concurrida y divertida cuando llega el crepúsculo. Se va el sol y llega la magia en la plaza. Sin previo aviso nos sorprende mientras tomamos un te. Decidimos simplemente confundirnos entre los saltimbanquis, los domadores de serpientes, o jugandores a ensartar una botella, nos acercamos a los cuentacuentos que están en el centro de una multitud de personas o quizás sea un charlatán con un magnífico producto. Los niños no necesitan otra diversión ni otro parque de atracciones que vivir y compartir la vida cotidiana que aqui encontramos.
Como en todas las ciudades esta medina respira de vida, excepto los viernes, el dia de descanso. Más tranquila y más pequeña es más del tamaño para pasear de los niños y adultos ya cansados de tantas vueltas.
Es la puerta más grande de Marruecos y de Africa del norte . Nos acercamos e intentamos hacer la foto como prueba.
Una de las visitas claves de Meknes. Aquí se encuentra la tumba del sultán que marcó los orígenes del Marruecos actual. Este mausoleo es uno de los pocos de Marruecos al que pueden entrar las personas no musulmanas porque no está destinado a la oración. Lástimosamente nosotros tan solo pudimos ver la puerta ya que el único dia que cierran es el viernes. ¡Volveremos!
Y nos quedó pendiente para la próxima vez:
Hamam para disfrutar de una sauna y limpiarnos y asearnos echándonos cubos de agua sin parar
Termas de Moulay Yacoub para darnos un chapuzón en aguas calientes
Ruinas de Voloubis para adentrarnos por los mosaicos romanos
Ifrane y Azrou para encontrar los monos y visitar las montañas del Atlas medio.