- Espere, por favor...
Tener bebés y niños pequeños -que os vamos a contar- es una bendición de esta vida, eso sí, no exenta de ciertos sacrificios y condicionantes. ¿Cuantas veces al cabo del año vamos al cine los papis de niños pequeños?. Nos tememos que no demasiadas.
Con el buen tiempo o también las época de Navidad apetece salir más y dejar atrás los agobios de la rutina y de las prisas de la ciudad, para acompañar el descubrimiento del mundo de nuestros bebés y niños pequeños (de hasta 3 años más o menos). Sin embargo no pocas veces queremos correr demasiado y sin darnos cuenta quemamos etapas antes de tiempo.
En muchas ocasiones confundimos nuestros deseos de adulto con las necesidades reales de nuestros pequeños. Además en nuestra sociedad existe una potente cultura del consumo, mil reclamos para gastar en las más variadas ofertas de ocio.
Afortunadamente a veces todo es más sencillo, menos significa en este caso más. El aire, la tierra, el agua; naturaleza pura y mucho cariño; nuestros peques no necesitan demasiado más para ser felices.
En este sentido nos ha parecido muy interesante y compartimos en buena medida el siguiente decálogo de destinos que conviene evitar con bebés y niños pequeños aparecido en el libro " De viaje con niños, 99 estrategias de supervivencia para ir de vacaciones con los más pequeños" de Claire Tristram y Lucille Tristram publicado en español por la editorial Océano y que se puede comprar a través de este enlace.
Son caros, siempre están llenos de gente y hasta puede ser que a los niños de estas edades les den miedo. Muchas atracciones no son accesibles hasta que los niños no llegan a una estatura determinada. Los hoteles del parque y los alrededores suelen tener tarifas muy elevadas. En poco tiempo, los niños se habrán olvidado de que estuvieron allí y querrán ir otra vez. Es mejor esperar hasta que sean algo mayores.
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Salvo raras excepciones, que deberían ser premiadas por su consideración a las familias con niños pequeños, los lugares que se anuncian como "centros de vacaciones familiares" están pensados para niños de más edad. Ni los padres ni los niños disfrutan y se acaba pagando por un montón de servicios que no se han usado.
Ya se trata de ráfting o de trekking, estos viajes están muy de moda últimamente, incluso entre familias con hijos muy pequeños. Muchos de ellos está bien organizados y son seguros, pero no todos. Que intenten hacernos firmar algún documento en el que liberamos de cualquier responsabilidad en caso de accidente de los niños, no dice mucho a favor de la confianza que tienen en la seguridad de su propia expedición. Lo mejor será, por tanto, buscar otra alternativa.
Especialmente si los padres ya las conocen. Como en el caso de los parques temáticos, lo mejor es esperar al menos hasta que los hijos sean mayores.
Montar a los niños en un cochecito mecánico a la salida de la tienda de la esquina les resulta tanto o más divertido que llevarlos a ver, por ejemplo, La Bella y la Bestia sobre hielo. Es mejor esperar unos años.
Cuando se va con niños, lo mejor es tener la mayor libertad
Especialmente si son grandes eventos, porque siempre están llenos de gente y los niños no llegan a ver nada. Normalmente, en los museos, no se permite la entrada de cochecitos ni de mochilas para bebés. Sí, de todas maneras, decidimos ir, es mejor escoger un día laborable por la mañana, que es cuando hay menos gente y no pasar mucho más de media hora.
En el caso poco probable de querer ir con niños pequeños a un partido de futbol, baloncesto o cualquier otro acontecimiento a puerta cerrada, lo mejor es comprar las entradas más baratas o intentar conseguir un palco, si somos seguidores acérrimos. Es increíble lo alto que resuena la megafonía en los oídos de un bebé, que probablemente se asustará, por no hablar de los gritos de los hinchas enfervorizados. A algunos niños, puede que el ruido les distraiga un rato, pero se aburrirán pronto y no querrán pasar mucho tiempo sentados en un sitio tan estrecho.
No hay ningún problema con ir a la playa, siempre que esté permitido llevar una sombrilla, un toldo o, aún mejor, una tienda de campaña para proteger a los niños del sol y del calor. Pero hay que evitar ir con ellos a sitios en los que no podamos protegerles, cono conciertos o acontecimientos deportivos al aire libre, donde una sombrilla impediría la visión de las personas que stán detrás de nosotros.
Los niños son magníficos compañeros de viaje, pero si estamos preocupados por su seguridad o creemos que su presencia resultará molesta a los demás, no nos relajaremos.
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