- Espere, por favor...
Cuando llega el momento de ser padres surgen un montón de preguntas que, seguramente, antes no sabíamos ni que existían ¿parto natural? ¿lactancia materna? ¿colecho? y así, sin descanso. Al principio, pensamos que eso de la crianza comprometida (esa de hacerse preguntas) dura solo un tiempo limitado, pero el bebé va creciendo y aparecen otras cuestiones, si cabe, más peliagudas.
Decidir el cole al que quieres enviar a tu hijo, es una bastante complicada. En esas andábamos un grupo de padres y madres de Gijón cuando, evaluando todas las opciones, nos dimos cuenta que ninguna nos convencía del todo y alguien dijo ¿por qué no montar un cole nosotros? Y así nació el Colegio Andolina.
Las metas marcadas eran igual de claras que difíciles: constituir una cooperativa de familias que autogestionara un colegio de educación infantil y primaria, lograr la homologación por parte de la Consejería de Educación, encontrar un equipo docente en sintonía con la línea pedagógica que deseábamos y localizar un edificio que cubriera nuestras necesidades. Ahí es nada.
Después de dos años de esfuerzo y de ilusión a partes iguales, en septiembre de 2011, Andolina abrió sus puertas. Los objetivos se habían conseguido y eso de que los sueños se hacen realidad sonaba con más fuerza que nunca.
Ante todo, un lugar tranquilo y seguro donde el respeto por los demás y por uno mismo es la base del funcionamiento cotidiano. Donde existe una confianza plena en las capacidades de los niños y niñas para aprender, respetando en todo momento su proceso madurativo y sus ritmos de aprendizaje, sin exigencias o expectativas. Donde se cubren las necesidades tanto físicas como emocionales y se da espacio para la expresión de emociones. Donde los maestros son acompañantes, personas importantes de referencia, que asisten y facilitan, pero que no intervienen a no ser que se lo soliciten o para mantener la seguridad.
En Andolina se trabaja a través de propuestas, nadie está obligado a hacer nada que no le interese. Se crean y se cuidan los ambientes con la mayor diversidad posible de materiales que favorezcan la experimentación, siempre en un clima de protección y confianza. Este tanteo experimental que nace de la motivación y la inquietud es el que guía el proceso de aprendizaje. Hay una necesidad vital por conocer, explorar, crear… y se da total libertad para que cada uno investigue partiendo de su propia curiosidad. Por ejemplo:
“Quiero aprender a leer para entender los cómics de mi hermano”
“Ahora sí que necesito dividir para hacer las tablas de la cabaña”
“Hoy solo quiero escavar en el arenero a ver si encuentro un tesoro”
Entendemos que el juego es el motor del proceso de desarrollo del niño y constituye su actividad principal. A través del juego, adquiere independencia, cultiva las relaciones con su entorno natural y social, fomenta el espíritu de cooperación, la amistad, la tolerancia, construye nuevos conocimientos a partir de los que ya posee, es decir, se desarrolla como persona.
Andolina se divide en diferentes espacios preparados para las necesidades de aprendizaje. Existe un aula para juego simbólico, otra para juego tranquilo, aulas con materiales adecuados para primaria, espacio Arco Iris, gimnasio y un gran jardín exterior con árboles centenarios que les permite estar en pleno contacto con la naturaleza. Desde un punto de vista pedagógico, el colegio también queda dividido en rincones donde se desarrollan diferentes talleres, por ejemplo está el rincón de arte, el de lectura, el de música o el de teatro y disfraces. La carpintería y la cocina son también dos lugares equipados y adaptados para la propuesta de actividades.
Educación libre no significa educación sin normas. En Andolina se establecen unos límites claros que son imprescindibles para que el ambiente sea relajado y seguro. Hay unos generales como no agredir física o verbalmente y otros adecuados para cada espacio. En el aula tranquila no se puede correr y gritar, pero si alguien necesita hacerlo puede acudir al espacio preparado para ello. También se fomenta la solución autónoma de los conflictos en el momento que aparecen o trasladándolos a la asamblea, instrumento fundamental en el que se toman y se argumentan las decisiones importantes que atañen a todos.
Estos son, a grandes rasgos, los principios metodológicos del colegio que surgen del estudio y análisis de diferentes modelos. Dentro de la amplia variedad de planteamientos educativos que existen estos son algunos que nos sirven como base:
Piaget, con sus periodos de desarrollo cognitivo; Rebeca y Mauricio Wild y su experiencia del Pestalozzi; Freinet y el tanteo experimental; Maria Montessori con sus espacios y materiales estructurados o la Pedagogía Sistémica para saber dar lo mejor de uno mismo.
La fórmula de la cooperativa como sustento y gestión del colegio tiende un puente para fomentar la interacción entre la escuela y las familias. El colegio es de todos y el éxito o el fracaso depende en gran medida del grado de implicación y compromiso que cada familia mantenga.
Desde un principio, se ha intentado que las cuotas mensuales sean lo más ajustadas posible para que el acceso a la cooperativa no dependa de la capacidad económica. Aun así, hemos hecho un estudio de viabilidad para trazar un modelo sólido con un futuro financiero viable y sin déficit. Esto es posible gracias a que la autogestión del cole también pasa por que las familias se encarguen de tareas que de otra manera habría que contratar fuera. Divididos en comisiones de trabajo, los padres y madres se encargan desde crear materiales educativos hasta llevar la contabilidad. Un modelo, pensamos, adecuado para mostrar a nuestros hijos lo importante que es la cooperación en estos tiempos que corren.
Andolina es también un espacio abierto de formación. En la escuela se organizan jornadas sobre educación y crianza para todas aquellas personas interesadas, aunque no formen parte de la cooperativa. Hasta ahora era bastante difícil encontrar en nuestra región formaciones de estas características y eso se nota ya que en estos dos últimos años, quinientas personas han acudido a las distintas charlas y talleres que se han desarrollado en el cole. Sin duda, ha sido un lujo contar con los ponentes que nos han visitado y nos sentimos muy afortunados de poder reflexionar y compartir tantos asuntos que nos interesan.
La idea de una escuela abierta también se lleva a cabo con jornadas de trueque o con los campamentos de vacaciones, accesibles a todos los niños y niñas que quieran acercarse a disfrutar del cole. Este verano están preparados cuatro campamentos diferentes llenos de propuestas fascinantes que entusiasmarán a todos.
Como veis, pertenecer al colegio Andolina es mantener un compromiso con nuestros hijos y con nosotros mismos. Nos seguimos haciendo preguntas, día a día, pero juntos hemos aprendido que somos más capaces de darles respuesta. Es la ruta que hemos escogido y que cada vez tenemos más ganas de seguir.
Texto y fotos: Colegio Andolina
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