Nos encanta viajar con niños a Marrakech, la prueba es que hemos estado tres veces con nuestros peques y estamos deseando volver. Llena de encantos, hospitalaria y con un clima habitualmente templado Marrakech (exceptuando Agosto y el periodo del Ramadán) es, además de punto inicial y final de un circuito por el país, un destino familiar perfecto para una escapada de dos a tres días. Puedes mirar y comparar aquí tus vuelos a Marruecos así como la estupenda entrada sobre las siete razones para viajar a Marruecos con niños.
Como ya sabréis nos encanta planificar de forma independiente nuestros viajes algo a lo que no renunciamos sin embargo especialmente viajando con niños a destinos como Marruecos te das cuenta del gran valor que pueden tener los servicios a medida de agencia local confiable como Viajes Marrakech a la que queremos felicitar por organizar cada Semana Santa, verano y Navidades su viaje especial familias a Marruecos Sur.
Así que dejando para mejor ocasión el estrés de las visitas a ciertos monumentos y atractivos turísticos de visita obligada convencidos de que viajamos para pasarlo bien todos estos son nuestros cinco planes recomendados para viajar a Marrakech con niños.
Imprescindible dejarse caer por Jemaa Fna declarada Patrimonio de la humanidad por la UNESCO y una de las plazas más célebres de todo el mundo (ahí es ná. Verdadero corazón palpitante de Marrakech su ineludible de visita para calibrar el estado de ánimo de la ciudad.
Según avanza el día la plaza se va mostrando muy diferente. Por la mañana destacan los célebres venderores de deliciosos zumos de naranja y de una gama de frutos secos y dátiles de todas las calidades y procedencias sin duda entre los mejores de todo el mundo, algunos tan dulces como la miel.
Por la tarde, a partir de las últimas horas de la tarde y como por arte de magia en la plaza se ofrece de más doscientos puestos callejeros de comida popular marroquí. Las invitaciones constantes de sus captadores de comensales van de lo más ocurrente y simpático a una auténtico bombardeo de aquellos que nos ponen a prueba.
Transeuntes apresurados ajenos al turismo, otros paseantes. Turistas de todas los pelajes. Vendedores de pastillas de frutos secos y miel (el antecesor del turrón) y deliciosos dulces, corrillos expectantes de cantes y bailes, cuenta-cuentos y juegos que no necesitan batería como el de pescar botellas de refrescos o el de pescar a algunos turistas para foto junto a alguna encantadora cobra, aguadores, músicos gnawas o, triste y penosamente, unos monos...encadenados por el cuello con los que supuestamente es muy divertido fotografiarse. Si todavía no habéis estado vuestros hijos y vosotros fliparéis: la Plaza Jemaa Fna nunca deja indiferente.
Los hay a patadas, pero cuidadín no todos son iguales. Nosotros tuvimos la suerte de alojarnos en el Riad Maialou a nuestra llegada nos esperaba con un reconfortante té a la menta...ummmm. Estratégicamente situado muy cerca de Jemaa Fna y al mismo tiempo un remanso de paz que se agradece doblemente cuando vienes de explorar Marrakech y además lo haces con tus pequeños exploradores.
Clásico y auténtico en su arquitectura a la vez que limpio, moderno y silencioso. Habitaciones superiores amplias y bien decoradas. Lavabos y duchas impecables. Las camas son grandes y cómodas. Cada mañana nos esperaba un desayuno variado y delicioso incluyendo especialidades locales (en otros riads en los que hemos estado no pasan de triste pan-mantequilla-mermelada).
Pero tal vez lo mejor fue la acogida de su personal, atentos, hospitalarios y muy pacientes con los niños. La verdad es que una sala de juegos no le vendría mal (no conocemos ningún road que la tenga)...pero la actitud cálida y cariñosa de los marroquíes con los niños no la hemos visto de momento en ninguna parte del mundo.
Un notable alto para Riad Maialou rozando el sobresaliente si tenemos en cuenta su buena relación precio-calidad. No le ponemos un 10 para que no se lo crean demasiado. Tratando de ajustar un poco más el presupuesto otra buena opción muy céntrica recomendable para ir en familia en la que nos alojamos es el Albergue Equity Point
Transportados por momentos a un cuento de las mil y una noches. Si Marrakech era el mítico destino de las caravanas de camellos que atravesaban el desierto transportando las especies desde Oriente, pasear por el zoco de Marrakech sigue recompensando con creces a cualquier paladar viajero que se precie.
Sin perder demasiado tiempo en el regateo (recomendamos no comprar nada el primer día o al menos hasta haber comparado su precio en varios lugares) teníamos claro que lo nuestro no iba de shopping y sin embargo...que difícil es resistirse a probar alguna especialidad local.
¿Mamis y papis viajeros preparados? Mochilas portabebés 100% recomendadas. Los niños/as caminadores bien de la mano ya que por momentos resulta molesta la sucesión de motos que transitan por las callejuelas más insospechadas.
Callejeando por las calles más interesantes de zoco. Acompañados en todo momento por Hamid nos dejamos fluir por todo un carrusel de colores y aromas: esencias de almizcle, rosas, especies, ámbar y hierbas aromáticas.
En Marrakech los niños alucinan contemplando esa increíble sucesión de innumerables tiendas de artesanías, textiles, marroquinería, cerámica u orfebrería. Telas de colores, cajas mágicas de madera. Los olores del alcantarillado de algunas calles contrastan con el de otras que rezuman delicadas fragancias. Conversaciones en árabe, hombres con chillabas y mujeres con velo. De pronto un vendedor le cuenta un chiste en español a mis peques y todos nos ponemos a reír.
Comparadas con las prisas y menudo lo impersonal de nuestras ciudades llama la atención la vitalidad del zoco como punto cotidiano de encuentro y relación entre personas, el acarreo incesante de mercancías a bordo a los carros tirados por burros.
Pasear en Marrakech con niños de forma guiada por el laberinto del zoco (probablemente el más espléndido del país junto con el de Fez) además de evitar que nos perdamos nos permitió conocer rincones como el antiguo barrio judío o la parte más recóndita y menos visitada por los turistas pero no por ello menos interesante donde diferentes oficio construyen sus artesanías.
La cultura hispana, todo aquello que somos los peninsulares no puede entenderse sin nuestras raíces comunes. El zoco de Marrakech es un lugar perfecto para darnos cuenta de que la verdadera cultura y gente arabo-musulmana dista mucho de lo que nos muestra el sensacionalismo simplificador de los informativos de televisión. Confirmado: viajar cura el fascismo, bien lo decía Unamuno.
...y comérselas! Digámoslo de entrada: la cocina árabe es una de las más reputadas del mundo y entre ellas destaca la marroquí. Las familias en ruta más foodies y gourmets a estas alturas de partido ya deben saber que solo por este motivo ya vale la pena viajar a Marruecos.
Pero...¿y si además de saborear una deliciosa comida local fuéramos nosotros los cocineros? Guau! Una de las actividades más chulas para hacer con niños que nos propusieron en Marrakech y en la que ellos pueden participar activamente en función de sus intereses y posibilidades fue aprovechar nuestra visita guiada al zoco para comprar en el mercado popular los ingredientes frescos como hace cualquier marroquí y aprender a elaborar con ellos con las mujeres del más arriba reseñado Riad Maialou como maestras de lujo dos de las recetas más sabrosas de la cocina marroquí: un variado de entrantes mezzes acompañados de hojaldre briouat y tajin de pollo.
Ya se sabe que no hay como comer en casa. Y no será por porque no exiten lugares para comer bien en Marrakech...
Seguimos en clave gastronómica. Además de la posibilidad de visitar alguna de las cooperativas textiles de mujeres que existen en la medina vale la pena coger un taxi (siempre pidiendo que os pongan el taxímetro) e ir a comer al restaurante Amal, una cooperativa dedicada a insertar en el mercado laborar a mujeres con necesidades especiales o riesgo de exclusión social.
Restaurante cooperativa Amal Marrakech
Pues bien, en el Restaurante-cooperativa Amal además de contribuir a una causa social que vale su peso en oro podréis comer de lujo especialidades locales en una carta que se renueva a diario y - damos fe- todo ello por un precio terrenal donde no fallan los postres y vuestros hijos pueden juegar por el recinto del restaurante mientras vosotros acabáis de saborear un te a la menta como Dios (o mejor dicho Alá, no nos vamos a pelear) manda.
Con Nuria y Hamid de Viajes Marrakech en Amal...menudos anfitriones!
Es lo que tiene poder contar con buenas recomendaciones como las de Viajes Marrakech y ojalá que también las nuestras para vosotros.
Lo dicho. Además de el gran interés que Marrakech tiene en sí mismo, esta ciudad es una puerta de entrada perfecta para adentrarse a conocer algunos de ellos lugares más fascinantes de todo el país, muchos de ellos situados más cerca de lo que podemos pensar.
A una hora de distancia se encuentra Terres d'Amenar un parque de turismo activo y naturaleza promovido por una familia francesa que por lo que nos han contado es perfecta para las familias con niños que quieran desconectar de la ciudad.
A tres horas en line recta hacia el oeste una auténtica perla del atlántico donde los camellos se encuentran con la playa y a la que ya estamos deseando volver: Essaouira!
Una foto publicada por familiasenruta_max (@familiasenruta) el
Entre una y tres horas de distancia existe otro mundo. El de la cultura bereber de las montañas del Valle de Ourika (ver aquí nuestro viaje) o el de los poblados de Alto Atlas como Imlil y más allá, aldeas suspendidas en el tiempo a los pies del imponente mazizo del Tuobkal.
Todo un fascinante viaje en el tiempo que pudimos hacer a continuación de nuestra última estancia en Marrakech y que incluyó un trekking y excursión en mula por las montañas...que no olvidaremos nunca. Te lo contamos muy pronto.
Hasta entonces nos seguimos encontrando en la ruta !
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Siete razones para viajar a Marruecos con niños