- Espere, por favor...
¿No te has parado a pensar que muchas veces elegimos nuestro destino de vacaciones según el estado de ánimo? Pues sí, o al menos eso nos pasa a nosotros.
Hay años en que te comes el mundo y te apetece hacer kilómetros y muchas cosas y otros en los que apetece un poco más de relax, sin tanto ajetreo, en los que podamos descansar a la vez que disfrutar de el destino.
Eso nos pasó en el 20012: con las niñas pequeñitas, con 4 y 1 año, queríamos un viaje tranquilo. Y como siempre tenemos Francia en mente, creímos que disfrutar del Valle del Loira en familia sería un destino genial para lo que pretendíamos: un slow travel con todas las letras.
Nuestro viaje fue a finales de Junio del 2008. La camper todavía no estaba en nuestras vidas, así que decidimos ir de camping, cosa que siempre hemos practicado. Montamos la tienda en un camping estratégico durante una semana, que estuviese más o menos en el centro neurálgico, para poder ir todos los días a visitar algún château y volver sin hacer demasiados kilómetros. El camping elegido fue Château de la Grenouillere a unos 10 km de Blois.
Lucía y Claudia, aunque pequeñas, disfrutaron…¡cómo disfrutaron! Donde fuésemos había jardines donde corretear, animales sueltos, parques infantiles, mesas de madera para nuestros picnics... Por todo esto es un viaje ideal para ir con niños.
El gran atractivo del valle del Loira son los châteaux o castillos, aunque más que castillos son enormes palacios. Ninguno tiene desperdicio y cada uno es especial por algo concreto. Te contaremos los que nosotros visitamos. Pero hay infinidad de ellos distribuidos por toda la región. Así que puedes elegir.
Se sitúa entre Tours y Orleans. Es una de las ciudades más importantes en el Valle del Loira, que es Patrimonio de la Humanidad, dentro de la categoría de “paisaje cultural”.
Al adentrarte en Blois parece que estuvieses en pleno siglo XVII o XVIII: calles empedradas, fachadas cubiertas de balcones, tejados de pizarra donde asoman pequeñas ventanas de las buhardillas que se intuyen,.... Solo faltan los carruajes, chisteras para ellos, vestidos largos y pomposos para ellas.
Aquí puedes visitar el Château de Bois donde podrás hacerte una idea de la época en pleno esplendor en que se construyó. Verás grandes salones y los aposentos de todos los reyes y reinas que pasaron por el palacio, con una decoración exhaustiva. A nivel arquitectónico cabe destacar la escalera exterior de Francisco I, que se encuentra en el patio del castillo.
Lo que no te puedes perder si visitas Blois, sobre todo si viajas con niños, es la Casa de la Magia, donde disfrutareis de exposiciones sobre la historia de la magia, la vida del gran Houdini, ilusiones ópticas y un espectáculo de magia que os dejarán con la boca abierta.
Aquí nada es lo que parece, incluso la fachada del edificio donde se ubica la Casa de la Magia tiene un secreto oculto que se descubre a las horas en punto. Y hasta ahí puedo leer…
Lo más sorprendente de Chambord y alrededores es lo grande que es todo: la superficie de la finca donde se encuentra es enorme (¡5.440 hectáreas!), la carretera para acceder es rectísima y larguísima, y según te acercas y ves aparecer el castillo… guau!! Un edificio gigante, el cual utilizaba el rey Francisco I ¡cómo pabellón de caza! ¡Que no se andaban con chiquitas, vamos!
El palacio se divide en tres plantas, cada una divididas en sus respectivas estancias. Lo más característico de este edificio es su doble escalera de caracol. Consiste en un hueco central donde van enrollándose dos tramos distintos que acaban uno encima del otro, parando en las plantas principales. ¿Te lo imaginas? Es divertido si cada uno empieza a subir o bajar por tramos diferentes. ¡Es imposible encontrarse! aunque sí verse por los ventanucos que dan al hueco central.
Desde la planta superior podemos salir a las terrazas de la azotea, casi casi lo más chulo de la visita. Desde aquí tenemos una panorámica del bosque que rodea al château y de lo grande que es la finca, cuando los caminos se pierden en el horizonte.
Una cosa muy interesante es que, en el aparcamiento, puedes pernoctar con tu camper o autocaravana. Estupendo ¿no?
Quizá sea el Château de Cheverny que más puede atraer a los niños, por ser un palacio diferente, por los jardines, por los perros que viven allí y por la relación que tiene éste con Tintín, el famoso periodista creado por Hergé.
Cuando llegas allí y te colocas delante del edificio te das cuenta que es cierto todo lo que dicen: es clavadito al castillo Moulinsart, la vivienda del gruñón capitán Hadoque, compañero de aventuras y desventuras de Tintín. Dicen que Hergé se inspiró en este palacio para crearlo.
Este castillo es privado. Quizá por eso el interior es tan peculiar y distinto. Da la sensación que entras en la casa habitual de los dueños, con sus fotografías familiares en los portarretratos. Se recorre siguiendo un circuito ya marcado visitando todas las estancias de la vivienda.
El jardín y el bosque son muy agradables para pasear tranquilamente. Nos podremos encontrar, incluso, a mamá pata con sus patitos recorriéndolos contigo.
Hay un centenar de perros sabuesos que podrás ver en las perreras del palacio.
Pero lo mejor para los peques es, sin duda, la exposición de Tintín. Es adentrarte en uno de sus cómics, como si estuvieras dentro del castillo Moulinsart, todo a tamaño real. Imprescindible.
Chenonceau puede que sea el castillo que más nos gustó a nosotros, por su situación en un lugar espectacular, por ser tan elegante, por unos jardines cuidados al máximo, por ser un edificio único, por sus grandes tapices que decoran las paredes, por los preciosos centros florales naturales repartidos por todo el palacio, por su decoración justa, porque podemos visitar lo que no suelen enseñar en otros.
La galería sobre el río, la alargada, iluminada y preciosa sala de baile, fue la gran protagonista en tiempos de guerra. Durante la Primera Guerra Mundial se instaló en su suelo blanco y negro un hospital militar. Y en la Segunda Guerra Mundial la línea que dividía la zona ocupada nazi de la zona libre pasaba por en medio de la sala, lo que la convirtió en vía de escape hacia la libertad.
Algo que no pasa desapercibido en el château son sus cocinas ubicadas en el sótano, en los pilares que sostienen al castillo sobre del río. Unas cocinas inpolutas, con todo tipo de instrumentos necesarios para cocinar, recrean en qué consistía la zona de servicio.
Los jardines también son algo a destacar, cuidados hasta el mínimo detalle. Pero seguro que lo que más les encantará a los peques es su laberinto. Perderse y encontrarse en él es un juego divertidísimo.
Un poco retirado de la zona del castillo se encuentra el huerto. Es espectacular la gran variedad de plantas que cultivan allí, todo con un mimo impresionante.
Históricamente quizá sea el castillo que más interese a los peques porque aquí vivió y murió el gran ¡Leonardo Da Vinci!
Le Clos Lucé es muy diferente. No es tanto castillo. Se asemeja más a un cottage, una casa de campo. Bueno, casa de campo de reyes y reinas. Sus fachadas están construidas con ladrillo visto, lo cual, ese color rojizo le da un aspecto diferente, más agradable y acogedor. Dentro se puede visitar el dormitorio y el despacho de este escritor, pintor, músico, arquitecto, ingeniero... que fue Leonardo.
Invitado por Francisco I, Leonardo Da Vinci vivió sus últimos tres años en el castillo con la intención de culminar sus inventos y desarrollar nuevos proyectos.
Pero lo mejor y lo más divertido para todos es el inmenso jardín, un bosque en el cual están repartidos los inventos de este gran genio ¡a tamaño real! Es genial para poder entender muchos de ellos. También hay un pabellón donde se exponen varias maquetas y un poco de historia.
Y así infinidad de châteaux repartidos por todo el valle del Loira. Cualquiera que visites te sorprenderá.
Pero el valle del Loira tiene mucho más de castillos. La naturaleza, alrededor del río Loira, es espectacular. Cruzar grandes campo por estrechas carreteras es parte del encanto del slow travel. Y poder parar a comer en cualquier mesa de picnic que te encuentras en cualquier lugar, perdida en el mundo, no tiene precio. Esto es Francia.
Y no nos olvidemos de cada pueblo y ciudad que nos invita a pasear, perdernos entre sus calles…
Y para el turismo itinerante es ideal, como en toda Francia. Áreas y campings los encuentras en todos los lados; campings tipo resort a todo lujo y campings municipales la mar de baratos y apañados.
Así que lo no dudes. Si quieres unas vacaciones tranquilas, sin mucho ajetreo, para disfrute de todos, el Valle del Loira en familia es tu elección.
Si quieres ver más fotos de nuestro viaje al valle del Loira en familia te invito a visitar mi perfil de Flickr donde podrás ver muchas más.
+ info Valle de Loira
Pág. oficial Castillos del Loira
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