- Espere, por favor...
Llevamos más de una semana en el León Domido. Lluna ha conocido algunos niños, ya ha participado en tres sesiones del CEPA, come como una leona y duerme como un lirón. Nosotros vamos aclimatándonos a la tranquilidad del lugar, a sus paisajes y a las nuevas normas que buscan un ambiente relajado. Después de varias charlas sobre las reglas, recordatorios, explicaciones, intercambio de sensaciones vamos entendiendo poco a poco su sentido. Observar diferentes relaciones entre adultos y niños nos hace cuestionar nuestra propia relación familiar. Aquí se basan en el respeto a los procesos de desarrollo de los niños creando entornos preparados. Una máxima que se traduce en tratar de satisfacer necesidades auténticas a partir de unos límites claros, unas normas de funcionamiento que todos siguen.
En las interacciones entre adulto y niño la paciencia esta ominipresente. El juego termina y hay que ponerse los zapatos. Lluna no quiere hacerlo, pide que yo le ayude. Tenemos el criterio que no le ayudamos en algo que sabe hacer. Margarita, una abuela de la comunidad, también se lo recuerda a su nieto Rolando cuando le pide que le ayude a sacar el coche de la arena: Nosotros no ayudamos, le dice. Y así es, la autonomía no existe si uno no hace las cosas que ya sabe hacer o es capaz de hacer si dejamos que lo intenten. Pues a veces Lluna quiere hacerlo todo ella sola, le molesta que le ayuden sobretodo si no le has preguntado primero pero otras veces quizás por estar algo más cansada o por querer tener cerca a mama o papa pide que le hagan las cosas. Ármate de paciencia y espera a su lado a que ella misma se ponga los zapatos. Pueden aparecer algunos lloros, molestos lloriqueos pero hay que ser paciente y esperar que sea ella misma quien se los ponga. Y así ha sido. Lástima que con las prisas en algunos momentos no hayamos tenido la paciencia de seguir estas pautas. Ahora nos toca acompañar algunos llantos más hasta que nos ubiquemos en esta relación más respetuosa para todos. Paciencia, paciencia es uno de mis grandes retos y creo que es uno de los pilares para el crecimiento personal. Buff, aún me queda por recorrer. Con otros amigos bromeábamos sobre la posibilidad de comprar paciencia, alguien tiene que le sobre?
En los pocos dias que hemos estado hemos observado como los niños del lugar expresan con facilidad una asertividad que puede incluso molestar a quienes esperan de las relaciones acomodación y evitación de los intereses personales. En ningún momento hay un ataque o una culpabilización. Incluso niños de 4 años como Rolando saben describir primero lo que ocurre y expresar la emoción que les invade para terminar con una elección de lo que quieren y esperan. Cuántos adultos nos gustaría poder ser tan concretos y tener claro que nos molesta o nos gusta a nosotros mismos, poder expresarlo y reclamarlo como respeto a uno mismo sin ofender al otro.
Cada hij@ es una invitación a crecer. La has aceptado? Pregunta Rebeca.
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