- Espere, por favor...
Nunca antes nos habíamos planteado un viaje con niños a Suecia. Todo comenzó cuando nuestra brujita de tres años vió un capítulo de la serie de Pippi Langstrump (Pippi Calzaslargas en la versión española de la serie) quedando prendada (y nosotros con ella) del personaje y sus aventuras.
A partir de ahí, cada noche, después de la cena teníamos sesión televisiva y al querer profundizar llegamos a la gran Astrid Lindgren, la autora de la obra. Compramos sus libros y no tuvimos dudas al elegir nuestro destino de vacaciones para ese verano: Suecia! Teníamos claro que queríamos un país nórdico y, sobre todo, un país para disfrutar con nuestra peque y os hoy podemos asegurar que dimos en el blanco.
En un principio, busqué si alguien por internet había publicado algo parecido, es decir, un itinerario temático “Pippi” y, al no encontrarlo hice como siempre he hecho en todos mis viajes por el mundo: nos lo prepraramos nosotros, y nuestro viaje comienza así:
Estocolmo es una preciosa y gran ciudad en la que disfrutamos desde la llegada: nos alojamos en un céntrico hotel dónde los mejores recibidos y atendidos son los niños y no por ser un family welcome si no porque el país entero lo es. Menús infantiles, animación, sala de juegos, delicioso buffet ecológico de desayunos inolvidables…
Moverte por la ciudad es fácil y asequible: los niños no pagan transporte, los precios se reducen ostentosamente en museos y parques temáticos (por el sencillo e inteligente credo de que el ocio familiar es importante y los niños no van solos a los lugares, es decir, que disfrutar del buen ocio no esté reñido con la economía familiar) y como decimos, son bienvenidos de manera especial en todos los lugares.
Primer sitio a mencionar: Junibacker, sencillamente nos encantó…no sólo estaba Pippi, y una réplica de su casa y su caballo si no que hay representación de escenas de otros autores infantiles suecos con casas, museos, ciudades enteras para que ls peques suban, bajen, entren, salgan, jueguen, toquen, sin parar…con representaciones teatrales vivenciales y tren de cuentos. Allí, como en el resto de parques temáticos que visitamos se engrandecen,para gran regocijo de mi incansable curiosidad literaria,los personajes de otros grandes autores de literatura infantil nórdicos: Sven Nordquist, Selma Lagerlöf, Tove Jansson, Elsa Bescow o Galärvarvsvägen.
Segundo día, Skansen. Un maravilloso museo al aire libre que no tiene igual: unas 150 casas tradicionales y otras muestras de todo el país donde se representan gremios y labores a lo largo de toda una formidable colina. Por todo el parque hay cafeterías, danzas típicas, un campamento, granjas de época; donde, por supuesto, todo se puede tocar y disfrutar. También cuenta con un mini-zoo y un acuario donde nos lo pasamos pipa debido, no sólo a los animales que pudimos tocar, si no a todos los juegos y recovecos que había para investigar (por ejemplo, una madriguera de ratones por la que meterse)
El tercer día estuvimos en Vasamuseet con un buque real del siglo XVII y perdiéndonos en las callejuelas de la deliciosa Gamla Stan o caso antiguo.
Nuestra última jornada la disfrutamos en Tom Tits Experiment. Se encuentra a las afueras (media hora en tren) en Södertalje. Sencillamente increíble: nos llenamos de las más variadas y divertidísimas experiencias (pura esencia mecánica, natural y humana como me chivan por aquí): experimentos con agua, con el viento, la óptica, la ingravidez. Saltamos, tocamos, rebotamos dentro y fuera (sólo en verano abre el parque al aire libre). Estupendo y asequible restaurante también con decoración de material reciclado.
Dejamos Estocolmo nos adentrarnos en la Suecia profunda viajando en tren hasta Vimmerby (Smaland), la cuna de la autora Astrid Lindgren donde, además de alojarnos en un encantador albergue familiar, visitamos el Astrid Lindgrens Värld: el súper mundo de Pippi. Y no sólo ella está ella reflejada, con geniales y participativas representaciones teatrales (las actrices y actores son geniales, amables, cercanos siempre y junto a los niñs…porque nada de escenarios apartados: todo con y junto a los niñs)…hay montones de atracciones:barcos, castillos, casitas de cuento, campamentos vikingos…exhaustos y plenos de diversión salimos de allí una vez más…
De ahí, nos marchamos a Kalmar en la costa; con su grandioso y elocuente castillo donde, en las mazmorras y patio interior disfrutamos de las actividades y materiales, cómo no, enfocadas a los niños. Recorrimos en bici la ciudad y visitamos el curioso Kalmar Iäns Museum. En esta y en nuestra siguiente parada, compramos “tickets familiares de transporte” para movernos tranquila y asequiblemente el tiempo que duró nuestra estancia allí.
Nuestra siguiente visita, y ya que queríamos ir a la isla de Gotland, hicimos una parada de un par de días en Oskarshamn. Estuvimos en el First Camp Gunnarsö, un complejo vacacional típicamente sueco, para disfrutar de una cabañita en medio del bosque y bañarnos en las calitas del Mar Báltico. Su lema era “niños felices, familias felices”. Con eso, lo digo todo, no?
Por último, y para disfrutar de la parte más cinematográfica de nuestro viaje, teníamos que viajar en un gran ferry a Visby (Gotland), la pequeña y preciosa ciudad medieval donde se rodó la serie que tan bien nos sabíamos de memoria. Fue toda una experiencia recorrer en bici sus callejuelas endoquinadasy bordear sus murallas, los lugares emblemáticos donde Pippi, con Tomy y Annika, inmortalizaron su infancia. Allí nos sentíamos acompañados de la imagen de esa niña de pelirrojas trenzas, ojos azules y carita cuajada de pecas.
En Kneippbyn (gran y estupendo parque de atracciones y acuático situado en las afueras) se conserva la casa de la serie, intacta para explorar con todo gusto de detalles. Representaciones teatrales, música en vivo y centenas de escenarios donde divertirse hicieron que nuestra maleta de experiencias positivas rebosara de vuelta a Estocolmo y, muy a nuestro pesar, a Madrid.
¿Por qué Suecia nos encantó?. Pues porque es sencillamente asequible a todos los niveles, las gentes son amables y bien dispuestas. Es limpia, ordenada, ecológica. Pero lo mejor de todo, es que es un país en el que, no sólo se respeta, si no que los niños son los grandes protagonistas del humilde trayecto por el que discurrió nuestro viaje del pasado verano. Sin duda alguna, volveremos...eso sí, ya tenemos planificado el siguiente viaje (mucho más convencional)…la Reina Elsa y su Frozen ya han trazado nuestro siguiente destino.
+ info Suecia con niños
Astrid Lindgren’s World: un viaje al mundo de Pippi Calzaslargas
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